La felicidad, en retrospectiva

Nota del editor: A veces siento que escribo en círculos y esta entrada solo surgió después de una cavilación mientras montaba en el metro con destino a casa.

Luis Felipe Molina R.
3 min readJun 19, 2023

Creo que la felicidad solo se vive en pasado o lo pasado.

En realidad, concibo pensar y entender la felicidad como esos momentos dichosos que rememoramos y nos bridan un poco de el regocijo que sentimos otrora. La felicidad no caduca ni cambia las narrativas de los momentos que nos hicieron felices.

La mayoría de las veces -creo- somos felices y no nos damos cuenta. Solo lo entendemos tiempo después, cuando es pasado.

Cortesía

Hay una frase manida en redes sociales: “fuimos felices y no lo sabíamos”. Precisamente, la felicidad es tan extraña en sus manifestaciones y puede ser tan corriente en nuestro entendimiento que solo la podemos valorar en tiempo ulterior.

Parte de esta breve entrada también se fundó en que hace un par de noches tuve, quizás, uno de los momentos más estelares desde que soy ciudadano de Londres y de mi vida. Logré, con la fortuna más grande posible, reunir a todos mis amigos más apreciados alrededor de la consecución de un sueño.

Entre todos logramos acogernos y celebrar -tal como lo sabemos hacer los latinoamericanos-. Y lo hicimos a rabiar, sin reservas, dejándonos embriagar por la felicidad y la virtud, como diría Baudelaire.

En varias ocasiones mis amigos me preguntaron: ¿estás feliz? Yo asentí al responder. Ahora, ya reposado, entiendo que fui feliz. ¡Y mucho! Y el solo hecho de recordarlo, me llena de dicha. Probablemente, sí estaba vigorizado por la alegría y la dicha del momento, pero ahora, solo después, cuando es pasado y motivo de recuerdo, es que confirmo que fui feliz.

No con ello sentencio que la felicidad solo se vive desde la arista del pasado. La felicidad siempre se manifiesta cuando la recordamos, cuando volvemos a ella, precisamente porque los recuerdos son solamente nuestros. En consecuencia, la felicidad es un patrimonio inembargable de nuestras emociones. Como dicen popularmente, “a nadie le quitan lo bailado”.

La felicidad está siempre en retrospectiva porque, aunque la sintamos y nos dejemos conmover, en el presente se nos va como agua en las manos si la queremos conservar y buscar, como si quisiéramos guardar aire en nuestros bolsillos para poder respirar luego. No creo que funcione así.

Mejor, son momentos que sobrepasan la capacidad caduca del tiempo y se almacenan en el rincón de nuestras más íntimas emociones, donde se disparan todavía más sentimientos y recuerdos.

La felicidad la vivimos hoy, pero, paradójicamente, fue porque la tuvimos ayer y no sabíamos. O, de pronto, sí y sabíamos que estábamos felices, pero no hasta este momento.

De allí que la felicidad se disfrute más en retrospectiva. A nadie le pueden arrebatar lo feliz que fue ni cerrar los ojos y sonreír al recordarlo.

No obstante, imponerle al recuerdo el peso de la realidad es el camino más rápido y recto a la nostalgia.

--

--

Luis Felipe Molina R.

Periodista. Intento de escritor por desocupación. Pseudometeorólogo. Poco problemático, pero imprudente.